Madrid esconde rincones desconocidos que a veces no forman parte del imaginario de visitas de quienes vivimos en ella. Algunos pueden conocerse y de manera gratuita, y otros abrirán sus puertas o se habilitarán rutas a tal efecto. En De Salas hemos querido seguir sacando partido de la capital y contarles a nuestros clientes y amigos cómo seguir explorando su ciudad.
Empezamos nuestro recorrido proponiendo la antigua estación de Chamberí. Conocida como al estación fantasma, está ubicada en la misma Plaza de Chamberí. Una cristalera arriba nos indica el camino, y según vamos bajando, iremos dando un salto en el tiempo.
Los tornos, los azulejos, los anuncios publicitarios, todo quedó detenido en 1966, año en que dejó de estar en uso. La estación pasó por un proceso de restauración integral, preservando los muros, bóvedas y carteles publicitarios así como el mobiliario y los andenes originales. Una forma preciosa de conocer una estación que data de 1919 y cuya visita es gratuita.
El frontón Beti Jai es otra de esos rincones desconocidos que pasó por diferentes etapas e incluso el abandono, estando a punto de desaparecer, y que ahora podrá visitarse, previa cita para evitar aglomeraciones. Se inauguró el 29 de mayo de 1894 y perdió su utilidad como frontón en 1919.
A lo largo de los años fue taller de una marca de coches, centro de ensayos de aeronáutica y hasta lugar para bandas musicales. La película Barrio de Fernando de Aranoa, de 1998, la volvió a poner de moda, y desde 2015 es un edificio municipal, pues el Ayuntamiento lo compró. Podrá visitarse a partir de abril.
Otro de nuestros rincones desconocidos de Madrid que seguro que se convierte en conocido y casi favorito, es el Mirador del Monumento a Alfonso XII. Se encuentra en el Retiro, es la torre de 30 metros que está junto al estanque coronada por una estatua ecuestre de Alfonso XII, realizada por el escultor Mariano Benlliure, y que ha permanecido cerrada durante 30 años. Un privilegio poder ver las vistas de Madrid desde allí arriba, sin duda.
Un hecho histórico fue que todos los partidos políticos estuvieron de acuerdo en su momento en recuperar el búnker antiaéreo del Parque de El Capricho. Y gracias a esa iniciativa, hoy podemos visitar el lugar, otro de esos rincones desconocidos también cargado de historia. Por cierto que el nombre le viene al parque porque la Duquesa de Osuna, que fue quien lo mandó construir, se empeñó en convertirlo en una finca de recreo. Un capricho, vamos.
Se trata de una construcción subterránea, a una profundidad de entre 14 y 16 metros, que estuvo distribuida en una docena de estancias, de puertas herméticas de acero y techo a 2,5 metros de altura, además de contar con sistemas de ventilación, agua en abundancia y hasta líneas de conducciones eléctricas y telefónicas.
Y gracias a iniciativas como Pasea Madrid, podemos conocer más rincones desconocidos, como el otro Madrid galdosiano, aprovechando que el año pasado fue el centenario de la muerte del célebre escritor pero no pudo disfrutarse mucho debido a las restricciones mundiales por la pandemia.
En De Salas no nos cansamos de proponer distintas maneras de disfrutar de las ciudades, y ahora que no se puede salir tanto como queremos, qué mejor forma de cambiar de aires que conociendo un poco más, en la que vivimos. Buen viaje interior.
Gala Mora
DESALAS Lifestyle