Una año más Jerez de la Frontera se viste de gala para recibir la Feria del Caballo, sin duda el espectáculo más famoso e internacional de la ciudad gaditana. Del 5 al 12 de mayo, todos aquellos que quieran disfrutar de una fiesta sin igual en la bonita comarca andaluza, podrán saborear los aromas de una de uno de los certámenes de animales más antiguos del mundo y que hace años se convirtió en referencia para los amantes del caballo.
Hay que remontarse a 1264, tras la conquista de Alfonso X el Sabio, cuando recibe de manos del monarca la facultad de realizar dos ferias anuales, con el objetivo de fomentar las actividades económicas con un comercio libre de impuestos, relacionado con el mundo agrícola y ganadero. Y ya en 1481 aparecen los primeros documentos escritos donde se menciona la ubicación de la feria en sus orígenes: de la Puerta del Real hasta la calle Francos. Porque Jerez de la Frontera si de algo anda sobrado es de historia, y si por algo es conocido en el mundo entero además de por sus vinos, es sin duda por su vinculación con el maravilloso mundo del caballo.
El propio ayuntamiento nos recuerda que, junto a los actos puramente feriales como el Mercado de Ganados o el Concurso de Casetas, cada año tienen lugar importantes actividades hípicas que han proyectado el nombre de Jerez fuera incluso de nuestras fronteras y que atraen a la ciudad un nutrido número de asistentes deseosos de presenciarlas o participar en ellas, tales como el Concurso de Saltos, de Doma Clásica, Completo de Equitación, Doma Vaquera, o los Concursos exhibición de Ganado Selecto Caballar y de Enganches. Tal es la fama de la figura del caballo que la ciudad ha sido visitada por la Escuela Española de Equitación de Viena o por los Cuadros Negros de Saumur (Francia), dos de los espectáculos ecuestres de mayor categoría indiscutible.
Cascabeles y sombreros, vino y bullicio, amarres y monturas, farolillos y luces, el paseo de caballos se convierte en un carrusel de señorío y belleza que congrega cada año miles de aficionados y arranca exclamaciones de admiración al paso de los caballos españoles, anglo-hispano-árabes, pura sangres ingleses, todos criados por los ganaderos de la zona que convierten el “jerezanear” en casi un verbo de obligada incursión en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.
Se trata de una exhibición imposible de ver en otro lugar del mundo, donde se pone en evidencia hasta qué punto se cuida hasta el más mínimo detalle: los engalanados pescantes, impolutos faroles dorados o plateados, las masas de ruedas, los trajes de los jinetes y las muchachas que les acompañan con su traje de faralaes. Todo ello bajo el sol de una Andalucía que refuerza su estampa y convierte al noble animal del caballo en su máximo referente.
Gala Mora
DESALAS Lifestyle