Cuando a la calidez y cercanía de una casa de campo le añadimos unas instalaciones propias de un hotel boutique, un servicio y amenities de un Gran Lujo, un cuidado extremo en los detalles y una puesta en escena exquisita, el resultado es la finca Nava del Barranco, un lugar en el que alojarse cobra otra dimensión y donde el lujo y la sofisticación se traducen en elegancia y discreción.
Un entorno privilegiado
Entre Ciudad Real y Jaén se encuentra esta finca de más de 2.000 hectáreas, rodeada de olivares milenarios, profundos valles y pronunciados barrancos de lentiscos y monte, y a la que no han podido resistirse personajes tan ilustres como Carolina de Mónaco o el Rey Emérito Don Juan Carlos.
No es un hotel ni es posible alojarse tan sólo en una de las 16 habitaciones tipo suite que posee. La Nava del Barranco va más allá: permite disfrutar de las instalaciones y el servicio que la finca posee en su conjunto. O lo que es lo mismo, vivir la experiencia de sentirse propietario de un alojamiento exclusivo en medio de un paisaje agreste.
Pero, ¿qué hace a la Nava del Barranco tan especial? Pensada inicialmente como coto para el ojeo de perdiz, actividad que todavía hoy se mantiene viva, la finca evoluciona con los años hasta convertirse en el lugar donde la convivencia con la naturaleza sin renunciar al lujo de la comodidad se imponen como claim principal de sus propietarios.
Sin renunciar a nada
Así, estamos hablando de 16 habitaciones tipo suite personalizadas en su decoración; sala de cine; infinity pool; pista de tenis; gimnasio; sauna, baño turco y dos magníficas cabinas de tratamiento; cuadra de caballos; quads; flota de 4×4; pista de aterrizaje propia de 2 kilómetros de largo para jets (única en España); choferes; doncellas, mayordomo… Pero además en las habitaciones se dispone de todo lo que una casa tendría, incluido en el baño, de forma que no es necesario llenar la maleta con prácticamente nada que no sea básicamente la ropa. El resto se encuentra en la finca.
Si esto no es suficiente, existe la posibilidad de realizar actividades como un safari fotográfico, comida en el campo al más puro estilo “Memorias de África”, recorridos a caballo o en globo… Todo ello con la única finalidad de conseguir una estancia inolvidable que permita alcanzar uno de los bienes más preciados por aquellos que buscan huir del bullicio o las multitudes: la intimidad y la tranquilidad de la discreción.
Los que ya se han dejado seducir por los encantos de esta finca coinciden en los mismos calificativos a la hora de referirse a la Nava del Barranco: refinamiento en cada detalle, amabilidad y profesionalidad de todo el personal, calidez de los propietarios, trato exquisito, servicio personal de excepción a la altura de royals y socialités… o como dicen otros, “más allá de la excelencia”.
Al uso privado de la finca se une la posibilidad de realizar en ella convenciones o congresos, ya que permite la estancia de muchas personas a la vez sin menguar en nada la atención y comodidades. En definitiva, vivir la experiencia en la Nava del Barranco es como sentirse en casa “a cuerpo de rey”.
Gala Mora
DESALAS Lifestyle