Personalidad y estilo de vida se plasman en el diseño y decoración de las mejores casas.
Cuando visitamos y tasamos casas excepcionales, en las más exclusivas zonas residenciales del eje norte de Madrid, sentimos que estamos entrando en una verdadera creación artística, escenario vital de expansión cotidiana e íntima de sus residentes.
Es difícil describir las sensaciones que se perciben en sus distintas estancias a base de juegos de luces, amplios espacios abiertos, colores y formas que la componen.
Esas casas son algo más que un lugar donde vivir. Ellas nos hablan de la armonía y cercanía a la naturaleza, de amplitud de horizontes y de creatividad aplicada a la vida diaria, como si de una plataforma se tratara, sobre la que sus habitantes pudieran saltar a otras dimensiones y construir una forma de sentir, de pensar y de entender la vida, más allá de lo puramente material.
Son lugares donde es fácil soñar y vislumbrar lo que otros no ven, gozar simplemente de estar allí y sentir una conexión más elevada.
Pueden variar las formas y los espacios, pero generalmente los buenos arquitectos que las concibieron han sabido plasmar y materializar los sueños, aspiraciones y estilo de vida que les transmitieron quienes deseaban experimentar en ellas una etapa nueva y más gratificante de su trayectoria vital.
Resulta difícil ponerle precio a algo así. Los criterios clásicos de valoración a tanto el metro cuadrado construido o de la superficie de la parcela resultan inaplicables, igual que lo sería el intentar valorar un cuadro por los centímetros cuadrados del lienzo donde se plasma.
Cada vez más, vivimos experiencias casi mágicas que nos llevan a percibir, a sentir que esas casas son como elementos vivos que nos susurran sensaciones y estados de ánimo, como una voz interior que nos transmite lo maravilloso que es vivirlas y disfrutarlas.
Dicen los críticos de Arte que la buena pintura nunca te cansa porque siempre te dice algo nuevo cuando la miras. Hay casas que te hacen sentir también algo único cada vez que entras en ellas, miras a tu alrededor y sientes como te acogen.
Son casas cuyo valor no se puede medir en metros. Cuando entramos en ellas y nos hablan, debemos escuchar la armonía de su mensaje y la promesa de estilo de vida y sensaciones que nos transmiten. Al igual que se tasa el arte de maestros de la pintura cuyas obras nos hacen vibrar, también hay que dimensionar en sus justos términos el valor inmaterial de esas verdaderas obras de arte cuyo disfrute y privilegio es vivir en su interior.
Fernando de Salas, De Salas Consultores Inmobiliarios
Abogado, Agente de la Propiedad Inmobiliaria Colegiado.