Un hotel puede ser un simple lugar donde pasar la noche o convertirse en un espacio donde lo de menos sea pernoctar, y lo de más, vivir una experiencia especial. Aprovechamos el último artículo del verano en De Salas para recomendar a nuestros clientes y amigos alojamientos únicos.
Para visitar la primera propuesta hay que vacunarse, pero merece la pena. Y es que en el Parque Nacional Anavilhanas del Amazonas brasileño se encuentra el Mirante do Gavião Amazon Lodge, un paraíso sostenible en forma de hotel que alcanza el equilibrio perfecto con el entorno sin renunciar a los lujos más modernos. Incluida la desconexión.
Se trata de un alojamiento donde el lujo está a la altura de su compromiso con la naturaleza, lo que lo convierte en un destino muy exclusivo. El nombre significa “observatorio de halcones”, pues se mueven a sus anchas en su ecosistema. Son doce bungalows a cada cual más especial, construido con madera y con forma de bote invertido. Están conectados por pasarelas a la zona inferior del alojamiento, donde se encuentra la piscina y el restaurante. Una forma distinta de plantearse las vacaciones, sin duda.
Hacia otro destino exótico nos dirigimos cuando hablamos del Dolce Hanoi Golden Lake, en la capital de Vietnam. Y aunque el nombre ya debería habernos dado una pista aunque podría pensarse que no, se trata de un hotel hecho completamente de oro. Y te puedes alojar en él. Cada centímetro tiene chapa de oro de 24 quilates por 200 millones de dólares. Brillante, y nunca mejor dicho.
Tiene 25 pisos de altura y el oro aparece incluso en algunos de los platos de comida que se sirven, no en todos. Pertenece a una empresa llamada Hoa Binh Group, que tiene una fábrica que produce piezas de oro, de ahí que, al contrario de lo que pueda parecer, ni resultó caro producirlo, ni lo es alojarse en él, pues 250 euros la noche en la habitación más económica es más que asequible. Pero ducharse en una bañera de oro, no tiene precio.
De exotismo sigue yendo el asunto, y en esta ocasión ponemos rumbo a Tanzania, en el corazón de África, donde el hotel Gran Meliá Arusha nos espera a las puertas de los grandes parques y donde han aplicado su experiencia con toques de sabor, color y artesanía local. Una forma de vivir el continente negro en su vertiente más pura.
El hotel presenta una estructura revestida de piedra local bajo la que encontramos 171 habitaciones y suites, con balcones privados y sobre unos generosos y exuberantes jardines de siete hectáreas con plantas de café, té y vistas a algunas de las cumbres más altas del mundo. Todo en el hotel respira África, en una difícil combinación de lo local con una tecnología de vanguardia pero presentada de una manera cálida, que está pero no se ve. Y por supuesto, con la sostenibilidad como bandera.
Y acabamos nuestro recorrido cerca, en Italia, concretamente en Ravello, donde encontramos, encaramado en una colina de la costa de Amalfi el hotel Palazzo Avino, un delicioso alojamiento rosa, de diez suites decoradas con un exquisito gusto por la interiorista Cristina Celestino. Cada habitación es diferente, igual que las personalidades de quienes la habitarán, aunque solo sea una noche, por lo que el concepto es claro: la personalización de todo. Servicios, experiencias y espacios.
Cuatro hoteles, cuatro países, cuatro formas de entender un alojamiento pero todos bajo la misma premisa de disfrutar de todas y cada una de las horas que pasemos allí, entendiendo el alojamiento como una forma de lujo. El mismo que esperamos pasen, en forma de verano, nuestros clientes y amigos de De Salas. Lo dicho, que pasen un verano de lujo, nos vemos en septiembre.
Gala Mora
DESALAS Lifestyle